Los Mochis, Sinaloa. – A solo un segundo estuvo de morir una paciente renal en la clínica 49 del IMSS mientras se sometía a su desgastante y rutinario tratamiento de hemodiálisis el pasado viernes 30 de julio. La paciente logró salvarse no por la atención médica que recibe, sino solamente por su destreza, sus conocimientos y su rápida atención ante una situación que amenazó su vida.
Mariel Barreras sufre de insuficiencia renal y acude periódicamente a recibir un tratamiento de hemodiálisis en la Clinica 49 del IMSS. Este proceso consiste básicamente en extraerle la sangre al paciente mediante un tubo conectado hacia una máquina que realiza una filtración y elimina todas las sustancias nocivas de la sangre y posteriormente la regresa a su sistema a través de otro tubo.
El pasado viernes 30 de julio, Mariel Barreras acudió a su cita y se colocó en la máquina número 8 del área de hemodiálisis y comenzó con el incómodo procedimiento. No obstante, cuando la máquina se disponía a enviar la sangre filtrada hacia el organismo de Mariel, ella logró notar que en el tubo se encontraban entre 10 y 15 centímetros de puro aire, el cual, si entra en su organismo, le provocaría indudablemente un paro cardiaco y muy posiblemente la muerte.
Debido a este conocimiento, Mariel Barreras se dio cuenta que su vida estaba en riesgo, pues esa cantidad de aire o incluso un coagulo, pueden provocar la muerte si entran en el organismo, pues al llegar al corazón causarían severos problemas.
Para la presunta seguridad de los pacientes, se cuenta con presencia de personal de enfermería en el área; sin embargo, a pesar de las indicaciones y peticiones de Mariel Barreas señalándole a los enfermeros en turno, gritándoles que cerraran las líneas del torrente porque traían demasiado aire, estos no actuaron y tuvo que ser ella misma con toda la destreza que pudo echar en mano a sus años, y por mano propia evitó la posibilidad de morir.
“Voy viendo en la línea que viene hacia mi torrente sanguíneo, a mi corazón directamente, como 15 centímetros aproximadamente de puro aire… entonces yo le grito ciérrele, ciérrele, ya ciérrele viene mucho aire y el enfermero como que no entendió, no entendía, todo esto pasó en segundos… y yo le tuve que cerrar a las líneas, osea tuve que actuar yo rápido para poder cerrarle a las líneas para que no me pasara nada”, relató.
La paciente explica, además, que las máquinas de hemodialisis tienen un sistema de alarma para este tipo de situaciones en las cuales se enciende un foquito rojo y suena una alarma; sin embargo, en la máquina número 8 donde se encontraba, no sonó ninguna alarma.
Días después del incidente, Mariel Barreras buscó hablar con el Director de la Clínica 49, pero fue atendida por el Subdirector del hospital, quien le aseveró que ya habían reparado la alarma de la máquina, pero esto se demostró ser falso y no fue sino hasta este lunes que decidieron suspender el uso de la máquina número 8.
Ante esta situación, Mariel Barreras comenta que le solicitó al Subdirector de la Clínica 49 del IMSS que se tomen mayores medidas de precaución ante estos casos y que se tenga a un médico al pendiente para una rápida atención y la única respuesta que recibió fue que hiciera la solicitud por escrito y la enviara a Culiacán.
Así como Mariel Barreras, existen aproximadamente otros 200 pacientes más que son atendidos en la clínica 49 del IMSS y que se encuentran diariamente ante la posibilidad de experimentar este riesgo; algunos de ellos no cuentan con la destreza o con el conocimiento de estas situaciones que podrían poner en riesgo su vida.