Colaboración: Grecia Sánchez.
Internacional.- La explosión del reactor número 4 en la central nuclear de Chernóbil en 1986, en Ucrania, provocó la liberación masiva de material radiactivo que afectó a más de siete millones de personas y transformó para siempre la relación del mundo con la energía nuclear.
Este desastre obligó a evacuar cientos de poblaciones y dejó secuelas físicas, ambientales y psicológicas que aún persisten. Años después, muchas familias siguen enfrentando problemas de salud, inseguridad alimentaria y marginación, especialmente en comunidades cercanas que nunca recibieron apoyo suficiente.
La fecha no solo busca recordar lo ocurrido, sino también visibilizar las necesidades actuales de las personas afectadas y exigir una atención continua.
Es en abril cuando se conmemora el Día Internacional en Recuerdo del Desastre de Chernóbil, una fecha proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para honrar a las víctimas del accidente nuclear ocurrido en 1986.
También invita a reflexionar sobre el uso de la energía, la transparencia en las decisiones técnicas y la necesidad de fortalecer la preparación ante emergencias. Chernóbil no fue solo una catástrofe, fue una advertencia global; recordarlo es una forma de reconocer a quienes lo vivieron y de evitar que algo así vuelva a repetirse.